dijous, 15 de març del 2012

Si el 1500 se caracteriza por la preponderancia del estilo español en la indumentaria europea, en el 1600 es Francia, y Holanda en menor medida, quien impone su indumentaria en un vasto territorio. Con perspectiva histórica, se vislumbra  ya cómo van a funcionar ya las corrientes de la moda en el futuro. Ello tiene que ver con la idiosincrasia del pueblo francés y, por focalizarlo mejor, con la personalidad propia de una ciudad, París, que va a mantener esas características de "grandeur" para toda su historia. Desde este siglo, París se está construyendo con su peculiar fisonomía de esplendor, cultura y arte. El rey Francisco I, vencido por Carlos V en la batalla de Pavía, es una admirable paradoja, porque desde entonces la capital del reino francés va creciendo a base de embellecerse; podríamos exagerar un poco diciendo que crece más como una gran colección de arte que como crece una ciudad, pero en cierto modo es así. Todos los monarcas compiten en construir palacios y monumentos. Tal foco de admiración no puede por menos de ejercer también como centro creador y difusor de moda.  


 













La importancia y el ímpetu de los movimientos artísticos y culturales en este siglo también son una gran contradicción respecto a la situación de guerras, divisiones políticas y luchas religiosas casi permanentes. El empuje del arte influye en la evolución de la indumentaria más que todo lo demás, haciéndola cada década más refinada y elegante. Y los protocolos sociales inician también esta misma evolución hacia modales de cortesía y delicadeza desconocidos hasta entonces. Esto además sin olvidar la ayuda de las economías que crecen. Todo ello conformará una nueva estética, que ya no será solamente cortesana sino social, porque la vida se concibe de forma diferente. En Francia se dictan también leyes suntuarias, pero ni Richelieu ni Mazarino son capaces de imponerlas y París nunca las cumple.Italia y sobre todo España ven desaparecer la supremacía que ejercieron en el siglo anterior, sólo algunas princesas españolas inspiran ciertas modas. La Holanda independiente y la Francia que crece en absolutismo se imponen en los cambios que aparecen en la vestimenta. La influencia de las Academias y el nuevo movimiento artístico que es el Barroco están presentes en estos cambios de moda e incluso se corresponden, potenciando la imaginación y la virtuosidad de los creadores de moda. Lo mismo que en el Barroco, en el vestido la moda es la preciosidad, rompiendo con la rígida simetría del XVI. Sin embargo, la importancia que ha tenido el Renacimiento aun se hace notar y no deja entrever todavía un verdadero nuevo estilo. 

1 comentari:

  1. Muy interesante este traje, el tacto tiene que ser muy bueno. Felicidades por el bloc!

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